La pasión de un hincha por el fútbol parece desconocer límites. Empleado de una pequeña fábrica de Santiago, el chileno Francis Tapín, de 47 años, llamó la atención enfrente a la Toca da Raposa II, donde se hospeda La Roja.
Tras recurrir casi 4 mil kilómetros en bicicleta entre la capital chilena y Brasil, él, enfin, alcanzó llegar al local que abriga al ídolo Alexis Sánchez y todo el plantel rojo. “Cuando Chile clasificó para el mundial, mucha gente ya empezaba a prepararse para venir a Brasil. Algunos vinieron en avión, otros en auto, outro en colectivo. Amo el deporte, amo pedalear. Entonces lo pensé: ¿por qué no en bici?”, resumió entre una entrevista u otra en la puerta del CT de Cruzeiro.
Sumados, fueron 42 días en carretera. En algunos, llegaba a recorrer hasta 150 kilómetros. “Sin embargo, había días en que el viento estaba muy fuerte. Tenía que hacer doble esfuerzo físico y pedaleaba menos, unos 70 a 80, maso”, explica.
Para poner su sueño en marcha, Francis tuvo la ayuda de algunos sponsors y completó el resto del monto. Padre de dos hijos, trajo 30 kilos de equipaje, compuesto de bolsos de dormir, abrigos y una cocinita. El hincha aclara que durante todo el tramo no durmió un día siquiera en hotel.
Pero no todo fue sufrimiento. “Estuve en lugares impresionantes. Me gustaron mucho Mendoza, Córdoba, Santa Fé, entre otras ciudades argentina. En Brasil, lo que más me gustó fueron las sierras”, se acuerda.
Después de ver a Chile jugar en el Mineirão, él comenzará a movilizar a algunos de sus amigos para su retorno. “Quiero volver en colectivo, camión o avión. En bici no vuelvo más”, bromea.